Vistas de página en total

19 nov 2010

EDIPO-MADE






Grito grito grito grito grito grito grito

Grito grito grito grito grito grito grito

Grito grito grito grito grito grito grito

Grito grito grito grito grito grito grito

Grito grito grito grito grito grito grito

Grito grito grito grito grito grito grito

Grito grito grito grito grito grito grito

Grito grito grito grito grito grito grito

Grito grito grito grito grito grito grito

Grito grito grito grito grito grito grito

Grito grito grito grito grito grito grito

Y, una vez más, me sigo encontrando realmente simpático.

(Tristán Tzará)

11 nov 2010

REQUIEM POR RODIN



La razón es simple, mas no sencilla: Rodin nunca pensó en moldear dos rocas con el cincel. Una le sobraba, una le bastó. El pensamiento es un ejercicio trágico. Pensar nos aleja de los soles de la fantasía y la imaginación. La mujer no piensa: prefiere sutilmente arrobarse. Me parece que esta es la diferencia, la señal de la brecha de espíritus, esa línea fronteriza entre efebos y féminas. Todas ellas carecen de humanas razones. Todas, sin excepción, desde Eva en audiencia pública, hasta madre de Hitler y la bella muchacha de ojos negros asesinada en Irán por una lluvia de piedras, hace un par de noches.

Y por supuesto que el gran Rodin, el gran machista de todos los tiempos, sabía todo esto y mucho más.

5 nov 2010

SE VENDEN RELOJES DE ARENA



Siempre he soñado con ella, sería una industria floreciente. Los pedidos por la web; las entregas a domicilio, con privacidad de objetos porno. Cada grano de arena tendría su garantía,  su estándar y certificación de calidad. Ningún uso permisible distinto al de medir el tiempo que consumimos haciendo el amor. Tampoco hay que ser un genio para advertir que dos cuerpos teniendo sexo imitan las simetrías del reloj de arena: un cuerpo se inunda, otro libera su carga muerta, su lava, su sangre en tinta blanca.


Es un evento cifrado, como el bostezo de un gato negro, y de clara índole estocástica: en el instante en que el hombre y la mujer llegan al orgasmo, cae el último grano de arena. Desde el punto de vista de la iglesia católica, el reloj se pasa a convertir en una prenda maldita, en un fetiche. No por capricho el reloj invoca los ciegos dioses siameses del orgasmo a duo; algunas veces lo logra, algunas veces no. Mientras tanto, alguien distribuye relojes solares para promover la masturbación en los días nublados...