Vistas de página en total

1 ago 2018

EL NOMBRE DEL TIRANO




Un poeta nicaragüense recomendaba no citar jamás el nombre del tirano, por temor a eternizarlo. Las antologías de poesía de la época dan cuenta de este consejo singular. Obrando en consecuencia, no voy a decir el nombre del tipo. Se sabe que es alto como una puerta, que fue conductor de autobús, que probablemente nació en Colombia. Acaba de eliminarle cinco ceros a su moneda nacional, el bolívar, para acabar con la pobreza de un empujón. Antes había pensado en eliminar tres ceros, pero a último momento y en su espesa sabiduría, decidió que fueran cinco a la derecha.

No quiero denunciar nada, llover sobre mojado. Simplemente diré que en mis viajes de nómada, en mis indagaciones de aventurero inoficioso, cada día me encuentro con nuevas prostitutas venezolanas. Son chicas jóvenes, de miradas sinceras y sonrisas honestas. Vienen huyendo, en busca de una opción de vida. Su frágil belleza no necesita carta de presentación en ninguna parte. No venden su cuerpo, sino su luz natural. Giran el dinero a sus familias y esperan sin desesperar las últimas noticias.

Son legiones. Me las he cruzado en calles, bulevares y bares de Cali, Pereira, Ibagué,  Villavicencio y Acacías. Las he visto al sol y al agua en el Parque de La Mariposa, en el populoso sector de San Victorino, en Bogotá. Allí una espigada morena caraqueña fue salvajemente golpeada por siete mujeres. Estaban molestas, pues venía cobrando menos de la mitad. Según ellas, estaba regalando su trabajo. Esa noche la mandaron sin zapatos de fantasía a su cuarto del sector. No regresó en los días que vinieron. De seguro, buscó otra plaza más segura, un reservado de barrio, una cantina de sótano, una discoteca de segundo piso.

Ni siquiera sé cómo voy a terminar esta entrada de blog. La sangre se me sube a la calva cabeza, se me diluyen las ideas. He pensado que algún futuro Nobel de economía podría cranearse un índice alternativo de prostitución regional, a partir de un estudio econométrico sobre las dictaduras. Algo tan plausible y pertinente como el índice Big Mac de la revista The Economist. Por cierto, la pregunta de hoy es la misma del mes pasado, del año anterior: ¿Hasta cuándo seguirá gobernando este pobre diablo sin segundo apellido? ¿Tuvo alguna vez una hija, una sobrina, una prima? ¿Acaso nació sin necesidad ser concebido, por obra y gracia de El Altísimo? ¿Y los poetas? ¿Qué se hicieron los poetas de la patria vecina? ¿Alguien sabe, nos da cuenta de sus más recientes versos?