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31 dic 2010

MUJERES NEGRAS



Me encantan las negras. Su boca para pronunciar todas las vocales en una, su belleza obscena, su juiciosa vocación por los asuntos de la carne. Las tetas de las negras me llenan la boca de un sabor de agua de coco. Sus caderas mantienen el equilibrio del mundo. Ponerse a andar a su lado tiene su riesgo, pero vale la pena hacerlo.  Entretanto, deambulo por calles y playas mirando negras. Negras a izquierda y a derecha. Negras al sol y al agua. Sus cuerpos me miran con todos los poros de la piel. 

Amar a las negras no es otra obsesión personal. Es un ejercicio de libertad de los sentidos. Es abrir una jaula para que huyan los pájaros de la otra esquina del arco iris. Es caminar de frente hacia el mar, invocando sus diosas de nichos de corales. Por supuesto que hay negras de negras. Las negras niñas, con senos como botones, sin querer me acarician con su aliento. Las negras maduras, de senos grandes, me hacen pensar no en la leche, sino en la espesa brea que les burbujea por dentro, que se les mete entre las venas y el corazón, y les brota como una señal de lujuria en su mirada.

Todos ellas, sin excepción, son briznas al viento, son lunas reflejadas en el agua, son semillas en trance, son cifras sin escritura. Todas ellas van desnudas con ropa o sin ella, desafiando el sol. Beben sus rayos, uno a uno, de nacimiento. No les importa la candente sombra y sus lujurias. Son dueñas de cada pliegue y repliegue de cada fruta, de cada hoja seca que se deshace bajo sus pies. Mientras tanto yo voy siempre vestido, sin más pertenecencias. Creo que a Rembrandt le faltó pintar el pubis de una negra virgen, sus múltiples espectros.

17 dic 2010

C.R.I.S.I.S.



Hoy, como todos los días, alguien me dice al oído que el capitalismo está en crisis. Luego pide una bebida cola. Y almuerza con una humeante hamburguesa, con mucha salsa de tomate y mostaza americana. Y se va de compras al supermercado, retira algo de dinero del cajero automático. Mañana otro personaje me dirá confidencialmente que el capitalismo está en cuidados intensivos: terminal. Su esposa lo llamará al celular para recordarle la asistencia al baby shower de la prima rica. La charla termina cuando recuerda que además debe comprar las bolas para el árbol de navidad y el Nintendo para su hijo menor.

Mi explicación de economista es que el capitalismo nace en crisis, vive en crisis, se alimenta de crisis cada vez más gordas, cada vez más rentables y productivas. Todos los días los actores económicos despiertan con todos y cada  uno de los demonios metidos por dentro. La magia es precisamente esa: el desequilibrio nuestro de cada día, la transacción que nos falta por realizar: aquel cobro de un cheque por ventanilla, el pago del arriendo del apartaestudio, la factura de la lavandería, los tenis Converse de estrellitas amarillas, el shampoo importado de David... 

El capitalismo, en últimas, se alimenta de todos tus gusanos.