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11 may 2015

PORNO CASERO


Está de moda que las parejas se graben teniendo sexo. Todavía no se le ha puesto nombre a esta práctica. No es porno casero. No invoca la lujuria por la lujuria, en cuanto se detiene en el colorido de cada caricia, en cuanto se goza la ilegible humedad del más mínimo beso. Tampoco es porno amateur, porque ni es amateur, ni es porno, en la extensión de la palabra. Hay sitios en la web donde a uno le pagan a buen precio esos registros. Pero, por lo general, lo que en los sitios porno se suele definir como amateur no es más que una actuación, y no pocas veces en lugares públicos, tales como parques, buses o cajeros automáticos. A los voyeristas les encanta este subgénero. Más de uno ignora que es apenas una mediocre puesta en escena para sacarle dinero del bolsillo.

Una amiga mía ha decidido que su plan de negocios está por esos lados. Al principio trabajó como modelo de webcam durante un par de años. Le giraban en euros, desde España. Luego me dijo que su vida había perdido sentido. No la empañaba el aliento de los hombres, no se sentía morboseada en tiempo real. Le hacía falta ese componente a su vida. Entonces decidió subir los videos en los que hacía el amor con su novio, un pesista de cuerpo espectacular. Así resucitó su líbido comunitaria. Pronto empezó a recibir correos de muchas partes del mundo. En un espacio más restringido, juntos comenzaron a hacer shows y espectáculos swinger en apartamentos y clubes privados. El novio casi llegó a desplazarla, además que su lado gay empezó a aflorar demasiado.

Hoy ella me dice que necesita hacer dinero. Siente que a sus 35 abriles no ha hecho gran cosa. De otra parte, su cuerpo ya no es el de antes, a pesar de las operaciones. Se ha hecho tetas y nalgas varias veces. Una tarde, por quitármela de encima, tanto en lo físico como en lo conceptual, le dije que lo verdaderamente in, hoy por hoy, era el cambio de sexo. Sin siquiera tomar aire, me dijo que le gustaba la idea, por osada y por posmoderna. Y que más de una vez se había imaginado penetrando a un hombre, en parte por curiosidad, en parte por venganza o reparación simbólica.

Lo último que supe es que su novio se piensa volver mujer, y ella hombre. La operación doble les sale más económica en un centro médico especializado de Miami. Tan enamorados como andan, no quieren romper su armonía de pareja, pase lo que pase. Me los imagino grabándose, durante la noche de bodas, en su nueva naturaleza dramática. Me la imagino a ella, sacándose el clavo respecto de tipos como Stanley Kubrick, Steven Spielberg o el mismo Rocco Siffredi... Ahora mismo me pregunto cuál podría ser el nombre de esta nueva práctica o, tal vez, aberración fílmica... ¡Amanecerá y filmaremos!