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14 feb 2014

MEMORIAS DE UNA FLUFFER


Tengo una amiga XXX que regresó de Australia tapada en dólares. Me llamó para que le escribiera sus memorias. Lo primero que le pregunté era qué significaba la palabra fluffer. Me dijo que era un oficio muy importante en los sets de cine y video porno. La fluffer es la encargada de hacerle el sexo oral al protagonista, de modo que entre toma y toma, entre corte y corte, pueda conservar la firmeza y dramaturgia de la erección. 

Mi amiga trabajó en muchas películas famosas. Por supuesto, su rostro nunca apareció en cámara. Cada vez que la estrella de turno chasqueaba los dedos, ella debía inclinarse ante su extraordinaria virilidad. O simplemente el tipo la cogía por la cabellera y le empujaba la cara contra su vientre. Mientras tanto, la producción atendía el cronograma previsto y la rigurosa distribución de las cargas de trabajo. Se ajustaba la profundidad de campo de las cámaras. Se movían las luces. Se aspiraban las locaciones y los muebles. Se servía una Coca-cola helada. Se repartía una brocheta de pollo en salsa barbacoa, con piña y vegetales. Se cambiaba de actriz. Se agregaban actores. O el director daba indicaciones a los camarógrafos sobre los ángulos correctos para las nuevas posiciones del elenco. 

Esta millonaria de treinta años de edad se considera una verdadera artista de la sumisión. Sin embargo, no se siente del todo realizada. Hay un leve brillo de desencanto en su mirada. Siempre buscó a toda costa llegar a ser una protagonista de primer nivel, especialmente en Italia, Alemania y Holanda. Esperaba que algún día la ascendieran en la sudorosa cadena fordista, pero siguió bajando. Hoy regresa al país con la idea de hacer empresa. Se propone fundar una academia denominada Stock Colombian Fluffers. Lo suyo es generar puestos de trabajo, apoyar el talento criollo. Me ha dicho que también necesita instructores e instructoras de tiempo completo y medio tiempo, con hoja de vida y referencias certificadas. Contratación inmediata.