Vistas de página en total

7 abr 2016

POSICIONES SEXUALES





Hay una clase de polvos aparatosos que están de moda entre la juventud. Generacionalmente hacemos el amor con todas las uñas de los pies. Inventamos la plástica del sexo. Renovamos con gracia la trigonometría de los cuerpos. Pero eso sucede antes de los treinta. Después la memoria del cuerpo ancestral se nos impone. A eso de los cuarenta, de tanto hacerlo, la cosas van cambiando. El techo pesa tres o cuatro veces más. Por fortuna, existen las posiciones sexuales, un invento de un dios menor. Pero lo que esta vez quiero decirles es que mi novia europea es una chica harto experimentada. No se contenta con la cucharita, la zeta, la carretilla. O con el helicóptero de guerra. Ya se cansó de experimentar con el escorpión, la campana del reloj de péndulo, la ruleta de la muerte. Hoy por hoy, lo suyo es el pinguino emperador, incluso mucho más que la mariposa en verano. 

No quiero parecer un dinosaurio a sus ojos. He bajado apps de posiciones a mi celular. He impresos archivos en mi oficina, después de las 5 p.m. He comprado en el bus un par de folletos con ilustraciones en siluetas, como en tinta china. La verdad, concluyo que simplemente soy un viejo chapado a la antigua. No me gustan los polvos acrobáticos. Ni los polvos rebuscados, de descargas entreveradas. Los polvos donde uno no sabe donde están la cabeza y los pies de su pareja. Me quedo con mis polvos convencionales, de motel con lluvias del siglo pasado. Aquellos polvos sencillos, mas no simples, que siempre dejan un lugar para el instinto de conservación.

No paso de los polvos del misionero. No me importa si Alexandra bosteza, recontando los hilos de las telarañas del techo. Ya he dicho mil y una vez, que mi sueño es morir haciendo el amor, frente al mar Caribe. Nunca en la novedosa posición del negro volkswagen escarabajo modelo 62, volcado en una pendiente del Sahara en grado 5. Simple y llanamente en la posición del anciano picapedrero de Sodoma y Gomorra. Mi posición política no es otra en este mundo: la del tipo de cara de franciscano distraído, mirando el suelo que miró Adán, inventando el agua tibia.